jueves, 9 de mayo de 2019

("Me llamo Kraus, soy de Bydgoszcz, si alguna vez pasas por allí díselo a alguien". las palabras de Aleksandar Tišma resuenan largos meses, largos años, en el agujero hambriento del pecho)

domingo, 5 de mayo de 2019

(mandelbaum duerme en un barro de pelo y sangre, respira, la carne se deshace entre los dientes)

lunes, 29 de abril de 2019

(y de todos, Gabriel, tumor en la tierra, humeante fruta madura)

martes, 23 de abril de 2019

(el hogar es el cuerpo sangrante, es ningún lugar que aúlla)

miércoles, 17 de abril de 2019

(savia dorada que se eleva y huye, sudario de árboles altos)

viernes, 12 de abril de 2019

(con alambre y óxido, el parto de invierno)

sábado, 6 de abril de 2019

(la oración y la carne anudada)

miércoles, 3 de abril de 2019

(también la aguanieve en la boca abierta, la luz brillante en las venas del cuello)

jueves, 28 de marzo de 2019

(también el infierno de flores muertas, ángeles de luz y polen sobre nosotros y la tierra hirviendo)

domingo, 24 de marzo de 2019

(simiente: el mar era de fuego y estallaba, humareda, en nuestras nucas)

miércoles, 20 de marzo de 2019

(mi garganta —tu voz, mandelbaum— duele como un matadero)

miércoles, 13 de marzo de 2019

(toca mi frente de ceniza: todos los nombres del padre y los esclavos, el llanto y las bestias dentro de nosotros. un pozo ciego al que caer de espaldas cada noche. mujeres que gritan en silencio, alto y claro, hombres que son una piedra en el pecho, un puño intentando latir, esforzándose en bombear astillas de luz sobre el camino desde el río en las últimas semanas. mi frente ahora es de tierra y mi padre ya no tiene nombre: soy todos los esclavos y cada lágrima, también cada animal. el pozo es la última vez en el vientre de mi madre)

domingo, 10 de marzo de 2019

(brota a mordiscos, el bosque testigo de la cacería)

miércoles, 27 de febrero de 2019

(la casa se hunde en el jardín, escombros de piel adentro)

viernes, 22 de febrero de 2019

(el dolor toma forma dentro de nosotros, abre su paso a través del cauce seco, es la hiedra de infinitos capilares entre maja y ogrodowa)

lunes, 18 de febrero de 2019

jueves, 31 de enero de 2019

(incendio atrapado entre los dientes y el sueño, cómo la tierra hierve)

miércoles, 30 de enero de 2019

martes, 15 de enero de 2019

(un cuerpo de agua que duerme los recuerdos: el frío todo el tiempo aquí, el vaho en el corazón)

miércoles, 9 de enero de 2019

(un hogar de huesos limpios, amor y canción hecha de barro; un río seco de diez días, diamante en el hueco del vientre)

lunes, 31 de diciembre de 2018

(durante el último día de ayuno, el espejo de nuestras canciones, un río de dolor anónimo, quién se esconde en la ceniza de las casas blancas)

jueves, 13 de diciembre de 2018

(su vida era otra y crecía sobre la nuestra, una pira de musgo sobre piedra, fruta y sangre, un templo pequeño sin saberlo)

martes, 11 de diciembre de 2018

(bajo el árbol y el sembrado, en la lluvia que golpeaba el año nuevo, el rostro del vecino)

jueves, 8 de noviembre de 2018

(y bebían nuestras lágrimas, dormíamos con los ojos llenos de polillas saciando su sed)

lunes, 5 de noviembre de 2018

(había tábanos en la voz de padre, guiando nuestros cuerpos hasta el lago de fuego, a través de la tierra y las raíces, a través de los silenciosos pájaros de brea)

jueves, 4 de octubre de 2018

(incluso del humo y las hogueras, de la tierra mojada, del odio y del granizo en el vientre de mis madres)

lunes, 1 de octubre de 2018

(desaparecer de todas las fotografías: a la luz de la lámpara de grasa caliente, el día grande y terrible)

domingo, 30 de septiembre de 2018

(del árbol de la vida, el patíbulo, el cuerpo de otto balanceándose en la nada y de los niños contra el pecho)

lunes, 17 de septiembre de 2018

(la raíz del matadero, la placenta y el hedor iluminando el cielo, la garganta)

martes, 4 de septiembre de 2018

(abrir el fuego como abrir la fruta madura, el olor intenso del fin y la cosecha)

martes, 7 de agosto de 2018

(tierra y llanto en el paladar y bajo las uñas y la piel reseca, entre los huesos. una piedra negra crece en el interior de la cabeza, la forma borrosa de quien grita y empuja te dará la vida)

jueves, 14 de junio de 2018

(un río de pelo blanco en la boca del carnicero, el eco de mis hermanos: nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá)

jueves, 7 de junio de 2018

(las manos de padre ofrecen copos de nieve, la mula abierta en canal)

viernes, 1 de junio de 2018

(al principio, la culpa será una ola de tierra en la espalda, un arañazo oscuro; después, ahogará la sangre y abrirá el vientre)

lunes, 28 de mayo de 2018

(el invierno ciega los huesos, la piedra en el paladar)

lunes, 14 de mayo de 2018

(el vapor brilla en la cama ardiendo, bajo las encías, entre las vértebras y el muro)

martes, 8 de mayo de 2018

(nidos de pájaro entre los muslos, en las manos del matarife, en cada plegaria de ayuda que nadie escucha)

lunes, 16 de abril de 2018

(siete días impuros en cada uno de nosotros, las casas saqueadas, la tierra voraz y, bajo ella, el rezo de ester)

jueves, 12 de abril de 2018

(la ciudad de humo se levanta majestuosa en el pecho del huésped, la lámpara encendida, el brillo de la oración)

domingo, 8 de abril de 2018

(el último de los treinta y seis hombres justos, qāyin, el de la boca ensangrentada)

sábado, 31 de marzo de 2018

(tiene forma de hoguera y de plaga, la lluvia que golpea)

miércoles, 14 de marzo de 2018

(y está tan cerca, la nieve florece en el seol)

martes, 13 de febrero de 2018

(la corona de espinas bajo la fina piel de la frente: contra el cráneo del ciervo, la luz en el valle de hinón)

sábado, 27 de enero de 2018

(el muñón, la ausencia frente al recuerdo. sobre las costillas, el exilio; entre los omoplatos, la buena suerte)

domingo, 10 de diciembre de 2017

(el contorno de cada herida es la oración: el verbo sagrado, la voz de dios en la piel enrojecida)

domingo, 3 de diciembre de 2017

(esos agujeros son lobos corriendo en círculo, la nieve pisoteada, la respiración cada vez más difícil por el dolor)

lunes, 20 de noviembre de 2017

(en la espalda, los pequeños agujeros sin salida albergan lechos ardiendo. las manos de padre —profundas como un bosque, ásperas, calientes—, nos guían, marea de luz bajo la tierra)

domingo, 24 de septiembre de 2017

(los niños dejan huellas en el suelo de la cocina, rozan mi mano, encienden el fuego en nuestros huesos)

miércoles, 19 de julio de 2017

(martyna lanza migas de pan ácimo al pozo, el eco de los mordiscos crece allí donde estaban sus alas, tengo que decirte algo antes de que nazcas otra vez)

sábado, 24 de junio de 2017

(el reencuentro con la señora pąsiek tiene lugar cuarenta y siete años, cinco meses y nueve días después, en el corazón de una hoguera llamada sueño)

domingo, 11 de junio de 2017

(el peso en las caderas rompe el hueso, la piel fina, la bolsa de peces rojos derramándose en la tierra)

jueves, 1 de junio de 2017

(uno a uno, los animales son decapitados en el establo; de las cabezas amontonadas de mis hermanos, una llama azul que gime hasta la piel del cielo)

jueves, 20 de abril de 2017

(los dos mulos de mattia sangran durante semanas, desaparecen en la canción de cuna que mece la madrugada de la joven mandelbaum)

jueves, 13 de abril de 2017


(un profeta entre ellos, elevándose desde aquel relámpago en el castillo de posen, cayendo como ceniza en nuestras bocas abiertas)

domingo, 2 de abril de 2017

(quedan los ataúdes, la madera vieja, los cuerpos de pergamino. en la habitación sin techo, mattia vacía las cajas en el osario, las apila y prende fuego, incapaz de recordar el final del kaddish)

sábado, 1 de abril de 2017

(respirar sin respirar contra el cristal de piel nueva que se forma en las heridas calientes de los hombros y los pómulos. mattia nos reconoce en el vaho de sangre seca, en la ropa sucia, en el humo que se encrespa hasta el despertar)

miércoles, 8 de febrero de 2017

(los niños que quedan ahora escarban una pequeña fosa en el suelo de arcilla, junto a la pared de la última casa. allí, sin que los mayores lo sepan, entierran el tesoro y lo cubren con un cristal fino, velan nuestro sueño de mil días)

sábado, 17 de diciembre de 2016

(paneriai bajo las uñas, iluminando los bronquios, el aliento a través de la pared)

miércoles, 7 de diciembre de 2016

(nosotros, los más pequeños, lloramos; ellos, con el rostro hinchado de lobos, envuelven nuestros cuerpos en joyas, nos compran por cinco monedas de plata, las venas hinchadas de hojarasca y luz)

sábado, 19 de noviembre de 2016

(madre y padre respiran la arcilla dorada, pelean mi forma y mi olor, el azul brillante en mis entrañas, la choza en la que arderé cuarenta y nueve días después)

sábado, 29 de octubre de 2016


lunes, 24 de octubre de 2016

(la herida del muslo derecho —una hiedra o un río po que arrastra el caballete del pintor al interior de la carne—, una mujer avispero que menstrúa, que me mira mientras me avergüenzo)

domingo, 23 de octubre de 2016

(bajo los párpados, las sombras, todos los ancianos desnudos. cómo crecen, enterrándose en el calor de los ojos, un nicho de hormigón entre los pómulos)

domingo, 16 de octubre de 2016

(días después, mientras she's lost control martillea gemidos contra el espejo del vestuario, reconoceré a júlia en esa mujer que muere. junto a su cuerpo inerte, otra júlia —diferente y la misma a la vez, como dos cuerpos siameses separados por una o varias vidas, apenas unos centímetros, siete o treinta años a través de la carne— dirá que no va a volver, que ahora el bosque, el vientre oscuro de la ballena, que nada le hace tanto daño como arrodillarse a mi lado)

sábado, 15 de octubre de 2016

(bajo la piel, una ciudad caliente y oscura, llena de rencor, una ciudad que crece en los muslos y el vientre, que se consume en los túneles del pecho, los brazos, los costados y el sexo, que sangra y se pudre lentamente sin que arquitecto o dermatólogo sepa cómo frenar su caída. en la más grande de las llagas —una fosa gris y brillante en la pierna izquierda, ahora cubierta por una venda— una mujer desnuda que bebe lejía azul, se quema por dentro, muere sin que pueda evitarlo)

jueves, 6 de octubre de 2016

(un cisne de heridas púrpuras, el rostro que se desvanece siempre será el nuestro)

martes, 20 de septiembre de 2016

(el hogar dentro del hogar: un año después, la hierba humea sobre la piel, un desierto enfermo y leve a través del gas)

lunes, 5 de septiembre de 2016


jueves, 1 de septiembre de 2016

(vladivostok a la deriva en aguas de jade negro, ella dice queda niebla en la entrepierna, ella dice el rostro del dolor, ella dice contra el humo, ella dice la tragedia de gritarnos todo el tiempo)

domingo, 26 de junio de 2016

(miro mis manos y los coágulos de sangre y mierda entre los dedos sólo son hojas de haya, una ciudad desconocida, una lengua áspera lamiendo los huesos de antonio anglés)

(árabes ociosos un segundo antes de estallar)

viernes, 24 de junio de 2016

(en la ciudad santa, la primera madrugada es fuego contra el rostro)

viernes, 17 de junio de 2016

(el hambre revienta en el pecho a sacudidas, tanz tanz yidelekh, contra el humo sordo que vela cualquier fotografía, el emplazamiento exacto de la fosa entre las vértebras)

miércoles, 1 de junio de 2016

(ahora muerde el corazón del perro, abre el vientre, roba la esperanza, la carne del cordero)

domingo, 29 de mayo de 2016

(diez meses después, la piel se revela como un campo calcinado, el dolor se eleva desde los túneles del pecho hasta el vuelo de los cuervos y los niños)

miércoles, 18 de mayo de 2016

(el bosque que ahora crece en el barranco, un tesoro de raíces y cálices de plata)

lunes, 9 de mayo de 2016

(la margarina se deshace sobre el pumpernickel tibio, la llovizna sobre nuestras piernas entumecidas, el vértigo contra el barro mientras los niños muerden, dóciles, el pan, la carne negra)

sábado, 30 de abril de 2016


(quién nos excava, ahora que somos un único rayo de luz atravesando la tierra)

(cada nuca es un desierto de sal, una mancha triste que lamen los zorros jóvenes)

martes, 26 de abril de 2016

(mi pecho rebosante de heno rojo, pequeños animales que sueñan la ciudad abandonada, la luz entre los muslos)

lunes, 25 de abril de 2016

(quedan las casas vacías, los establos, la lluvia mojando la ropa tendida, el polvo jadeando sobre el libro de los muertos)

domingo, 24 de abril de 2016

(el pequeño juan de fortuny duerme entre nosotros, el bosque dentro de los muros, el brillo de su respiración, cómo arrastra las hojas secas, las nubes de tormenta)

lunes, 18 de abril de 2016

(el rostro borroso y el primer copo de nieve contra la antorcha y el vaho de cal, contra el corazón a mordiscos)

domingo, 17 de abril de 2016


(el imperceptible viaje del metal a través de la piel, de la piel a través del sueño, del sueño hundiéndose en la tierra como puños en el recto)

sábado, 9 de abril de 2016

(una fina capa de piel de escarcha cubre nuestros cuerpos, los lunares se apagan en la tormenta helada, contra el espejo mínimo, borroso)

domingo, 3 de abril de 2016


(tan cerca, tan lejos, el roce del olor de la carne bajo la luz plateada)

miércoles, 30 de marzo de 2016

(quién recorre la casa camps-llunell, abandonada desde que las niñas del coro golpeaban las paredes desde dentro, casa rodeada de bosques y llovizna, hoguera de cabellos anudando los arbustos, las camas deshechas y las cómodas, la luz de solange ben-david sobre el suelo que respira y late el musgo viejo)

viernes, 25 de marzo de 2016


(la tierra inunda los ojos abiertos, los espejos rotos, la fruta madura que se derrama en ríos, la flor de primavera)

domingo, 20 de marzo de 2016

(podríamos estar durmiendo, tumor de tumores, inmóviles y empapados, acariciándonos mientras nos toman todos los insectos)

sábado, 12 de marzo de 2016

(aquí, los zapatos; allí, las camisas de hilo gris, el rastro de los vestidos, la ropa interior mojada de miedo, el barranco que es el centro del mundo)

sábado, 5 de marzo de 2016


(del aleteo de las palomas sobre la carne y el metal, sobre los gritos dorados por el polen)

jueves, 3 de marzo de 2016

(cada cuerpo que cae es un borrón de fósforo, un tintineo en el parloteo de gorrión de los niños en el nido)

martes, 1 de marzo de 2016

(la lanza en el aliento, un dolor constante que es una mancha en el pulmón, el sumidero por donde se despeñan todos los trenes que viajan al humo del norte, los pozos ardiendo al toser)

lunes, 29 de febrero de 2016


(puedes reconocerlos bajo esta piel traslúcida: queda el lodo de sus aullidos, la mueca lejana, la fuerza imparable del odio en las arrugas)

domingo, 28 de febrero de 2016

(las orugas se desperezan bajo la piel, bostezan y muerden, avanzan perezosas bajo las casas ardiendo, sarmientos que hierven un poco aquí y allá, toman forma de rostros o polillas que envejecen en párpados, sien y cuello, iaşi, dedos y mejillas, jedwabne)

sábado, 27 de febrero de 2016

(soy incapaz de retener la diarrea en el vientre, en el espejo, en la madera que recubre la pared de esto que debería ser mi hogar. cada mancha en la piel es una pavesa de sangre, pienso, y sueño con duddy y con claudia y con ese bosque de carne que se levanta al final de la calle, entre los perros y los yonquis)
(el índice deslizándose alrededor del cuello traza una vía férrea que la nieve cubre despacio, un camino a través del bosque humano, toda ciudad arrasada)

jueves, 25 de febrero de 2016

(la ceniza contra el interior de los huesos, las cuevas húmedas donde bendecir el pan, el mar, las manos de los huérfanos)

miércoles, 24 de febrero de 2016

(entre las costillas, en la raíz de los dientes, ahí sigue envejeciendo el incendio de las casas, las clases de piano, la canción de los niños planeando sobre el río)

domingo, 21 de febrero de 2016

(yo, que llevo treinta años muerto como muertos están todos los amigos del invisible salvador sans —las mismas manos encogidas, los dientes negros clavados en treinta kilos de derrota—, toso y camino, escucho con claridad la voz de su madre hablando desde la quemadura atroz de sus nudillos, llorando en sus huesos enfermos, tejida en la ropa sucia)

sábado, 20 de febrero de 2016


(abrazarás a tu madre mientras estalla el cristal de tus pulmones, el amor de tu vida se perderá en el fondo del mar, entre medusas, éramos millones de animales y nunca nos volvimos a encontrar, eso imaginas al caer)

(el orín salpica los pies desnudos de los enemigos del pueblo. allí, de pie ante la tierra abierta, el olor insoportable de los vivos)

viernes, 19 de febrero de 2016

(caer un cielo, un abismo challenger, una cordillera, caer hasta sentir los peces remontando las venas azules, las raíces abriéndose paso, la saliva de los vecinos al rezar años después)

jueves, 18 de febrero de 2016


(las heridas en las manos han ido tomando forma alrededor de la idea imprecisa de una fosa común)

miércoles, 17 de febrero de 2016


(alrededor de los ojos, quemando los párpados y el hueso, lo que en apariencia es un eczema. a miles de kilómetros bajo la piel, en lviv, un incendio de peces negros mordisquea la carne, la hojarasca, el lecho marino, reduce las sinagogas a un diluvio de pétalos)

martes, 16 de febrero de 2016

(a jirones, entre los dientes, el trofeo)

(el lunar del pecho —una diminuta mancha levemente rugosa a la deriva en un archipiélago dorado— se convertirá, en tan sólo unas semanas, en un agresivo melanoma, el enésimo planeta rojo, el mismo firmamento de ciudades subterráneas, otro pogromo en el que buscar reflejo)

lunes, 15 de febrero de 2016

(abrir el cuerpo humeante del animal rosina wassertrum, vaciar su tórax con esfuerzo, dormir en la tumba improvisada, esperar el día del perdón)

domingo, 14 de febrero de 2016

(tierra quemada a medianoche: la región subcutánea comprendida entre rumbula —memoria, bosque, hervidero de huesos, de oraciones— y la antigua casa marfà-campeny)

sábado, 13 de febrero de 2016

(un área desconocida bajo la piel del pecho, ayşe hassan, convenientemente cartografiada, apenas unos milímetros en los que se levanta el dolor de la joven mandelbaum)

viernes, 12 de febrero de 2016

(es imposible hallar paüls en el atlas meridional de pernkof. paüls, el último lugar seguro entre las vértebras de jesús)

jueves, 11 de febrero de 2016

(los gitanos de capesius esperan en los pasillos ciegos, comen pan negro detrás de todas las puertas que uno imagina en el hospital, ensucian con furia el castillo pomorze, dentro del olor químico, profundo en las heridas que no sanan en el pecho, en las venas recién operadas)

lunes, 8 de febrero de 2016

(en esos treinta años de recuerdos de cristin, las llamas empiezan el sábado al mediodía, con las calles de wilno llenas de brujas sobre las que escupir y mear, son llamas pequeñas y voraces, concentradas en la palma de las manos y en los ojos, en la verdad abierta en la frente, llamas que se retuercen y arañan el aire, llenan la boca, convierten el camino a la colina de las cruces y las piras en nuestro único futuro)

domingo, 7 de febrero de 2016


(la calle cot, la noche en el túnel de los deportados andaluces, una torre humeante, una cantera después de un bosque de cuerpos huecos o un laberinto de espejos de antracita con el cadáver del envejecido pintor albert alcázar atrapado en su interior)

(wiegala: mi mismo cadáver sonriendo sin sonreír, sin dientes ni encías, con los ganglios inflamados y escupiendo sobre el ruidoso recuerdo abandonado de la niña leticia richol maudil —trinidad, nuria, matilde, sofía, leonor, júlia, otra vez sofía—, la diosa ácida en la discoteca las palmeras, la derrota y los demonios de hace treinta años, la nana que se eleva desde el prat hasta alcàsser en las nubes)

sábado, 30 de enero de 2016

(toser hasta que todo desaparece, hasta que sólo quedan árboles de luz dentro de la nganga)

miércoles, 27 de enero de 2016

(qué hay dentro de los muros que se entierran en el suelo del antiguo mas teixell, cachorros grises que lamen mis manos, las manos de mis amigos y sus vientres preñados, el eco de sus palabras que dibuja humo en a) las montañas que rompen contra el mar y la ciudad de la matanza; b) el trabajo del escultor y el carnicero sobre la piel de la asistenta; c) el rostro deformado del niño asesino martín mariscal)

lunes, 25 de enero de 2016

(el hambre de cuarenta y cinco años de oscuridad nos hace buscar comida en los sótanos de la calle amparo. ahora hervimos flores secas de tilo para dejar de llorar, pequeñas astillas de hueso encontradas entre los adoquines, somos conscientes de ser los mismos yonquis a los que admirábamos al llegar, los mismos niños en el descampado)

sábado, 23 de enero de 2016

(en el tribunal popular de las siervas de maría, en la calle sallés y tantos lugares más, el periodista acusa de traición al libertario josef levi. mujeres y hombres, buenos vecinos del mejor mago venidos desde ostrava, lloran sobre pañuelos de seda negra mientras él asiste impotente al ahorcamiento de sus galgos, los años sordos que tardan en morir, el óxido azul en las estatuas)

martes, 19 de enero de 2016

(etienne repasa la lista de ciudades incendiadas —santa pau, clovis, nergère, annecy, la misma béjart en la que todos crecimos—, mientras el alma de nuestras ballenas se eleva majestuosa, en niebla, hacia las quince estrellas dibujadas por betty y barney hill)

domingo, 17 de enero de 2016

(la joven mandelbaum pinta la madera de oro, sueña que rompe el cristal, camina como fuego alrededor de la charca, aquí hierven siluros, aquí, entre las vías del tren)

sábado, 16 de enero de 2016

(ahora soy kyril y apesto y tengo el vientre apelmazado de miedo y diarrea líquida y amarillenta, soy los intestinos paralizados de un búlgaro dormido contra el cristal del tren mientras el agua caliente me arrastra hasta el desagüe, desaparezco y desaparece, quería durar mil años y sólo soy piel que hierve fría, arenas y silencios que duerme la joven mandelbaum)

sábado, 2 de enero de 2016

(han salido corriendo del gymnasium de la menherstrasse y ahora son una jauría azul celeste rompiéndolo todo camino del hospital junto al río, se agolpan en la entrada, atropellan las escaleras, el ascensor enmoquetado, la puerta dos dieciocho, la cama donde intento dormir y sólo sangro)

jueves, 24 de diciembre de 2015

(los insectos, convertidos ahora en un nudo de nudos en el pecho, duermen, esperan la primavera, el diagnóstico, la humareda del próximo entierro)

lunes, 30 de noviembre de 2015

(a través del pecho, las raíces: la hembra oscura bebe lo que queda de mi alma sin saber que enfermará, la cuenta atrás golpea en su garganta, la misma furia en su esfínter dorado)

sábado, 21 de noviembre de 2015

(con los ojos cerrados, las imágenes nítidas de la tierra recién arada: el sexo que apesta, quién camina descalzo entre los surcos, un lugar en el que dormir y germinar)

lunes, 9 de noviembre de 2015


viernes, 12 de junio de 2015

(las primeras horas del domingo de corpus se rompen en el altar de la calle calvari y en la espalda de la mujer que reza, un ángel de piel vieja y confiada al que arañar y orinar. ella, con hematomas en la palma de las manos y libros pendientes de leer, sonríe: tiene los dientes negros por dentro y aún quema)

miércoles, 10 de junio de 2015

(camina una mujer con los tobillos envueltos en turquesas, hermosas pulseras de hembra viajera, camina y yo detrás, llorando por tanta muerte en la casa que heredé. la calle concili de trento se abre hasta el mar, con grandes edificios de mosaico azul de prusia y jardines colgantes. ella no puede ver mi cuerpo hinchado y defectuoso, no sabe que existo, no me necesita, abre los brazos y chasquea los dedos: el horizonte se llena de veleros y las hojas secas del suelo y los pétalos y la tierra se mojan con las olas que ahora se tragan la ciudad)

domingo, 7 de junio de 2015

(el dolor nace como pequeñas flores de cerezo, ríe, preguntándose por qué)
(un hombre insiste en lanzarse al vacío durante la fiesta de los republicanos irlandeses. una y otra vez, su cuerpo vuela un instante y desaparece por el balcón del octavo piso, se enreda en las cuerdas de nylon verde de los tendederos inferiores, asciende como un ángel y regresa entre nosotros, abrazándonos antes de volver a saltar, ansioso por reventarse contra el suelo)

(o contra las nubes, en una caída de noches enteras que desembocan en preciosas gargantas de azabache, cráteres donde llueve el alma de todas las personas que amo)

(vivíamos en la edad de hielo, nos esforzábamos en romper cada recuerdo: todos esos hombres y mujeres disparando salvas al aire, confiando su alma a un cerdo clavado en un madero, hundiéndose en el mar más profundo que puedas imaginar)

sábado, 6 de junio de 2015


(grasa y mierda y todo el amor que apesta dentro de mí: vomito sobre la pantalla del ordenador y sobre las tetas de las jóvenes poetas, sobre sus tatuajes de golondrina y diosas mayas, sobre sus miradas lánguidas y sus vestidos vaporosos, sobre el espejo de sus palabras y sus copas de vino blanco, vomito hasta que sólo me nacen ratas de piel suave, animales que buscarán calor entre las piernas dormidas y enfermas de mi madre, refugio de monstruos, mi refugio)

viernes, 5 de junio de 2015

(la palabra de dios, sí: cada fotografía en ese libro —rojo, sucio, deshojado— es una cárcel con niñas atrapadas en el recto, con monjas como lobos mordiendo sus vientres y sus manos, con curas bendiciendo con saliva sus bocas asustadas y sus pechos pequeños, sus coños minúsculos y tristes. niñas que miran a la cámara sin sonreír, con ríos de llanto entre los muslos, sobre las heridas en la frente, con la lanza clavada en el costado)

martes, 2 de junio de 2015

(el vientre de la joven esposa de jake bilardi —niños ambos, niños sonrientes llenos de luz y fiebre, fuentes de tenso sudor negro— como una luna hinchada de amor y grasa y carne virgen mientras él dibuja con detalle la secuencia de desaceleración de una pelota naranja sobre fondo rojo, sobre fondo negro, sobre fondo abismo, sobre la palabra de dios en la pantalla o el cuchillo)

(y sobre el plano, el sol, los sueños, las estadísticas, los lentos movimientos, milímetro a milímetro, del rebaño en la pista de baile)

domingo, 24 de mayo de 2015

(hablamos un eco blando de celos y niños y constelaciones, de perros enfermos y madres satisfechas, de carreteras que se pierden en desiertos de sal y montañas mágicas, del amor verdadero como un muro, pero la lengua alemana que estudiamos aquí no se parece ni recuerda a cualquier otra lengua viva: cada palabra llena nuestra boca de insectos ácidos y heridas, todo, todo era mentira)

viernes, 22 de mayo de 2015

(el incendio me despierta: son las tres de la mañana y las llamas a través del ventanal revelan sus rostros, sus cuerpos atrapados en el sótano, la respiración a socavones, la mierda resbalando por sus piernas por los siglos de los siglos, amén)
(arden los libros antiguos, las plegarias y los ciervos de astas doradas, los demonios que duermen enroscados como hongos en los troncos vacíos de los árboles, arde también el bosque negro que rodea esta casa y la de enfrente, en el llano: las paredes sucias de sangre seca a intervalos regulares, las lágrimas de los monjes camino del martirio)

lunes, 18 de mayo de 2015


sábado, 16 de mayo de 2015

(las grietas en la tierra y el morro ensangrentado de las ovejas atrapado en una fotografía de hace diez años o más. el amor —cualquier amor— se abre paso a través del archipiélago de intestinos y latidos: la estructura ósea de todas esas personas que se abrazan o me tocan, ángeles que cuelgan como ahorcados de nuestras mejores conversaciones)
(me masturbo mientras un hongo nuclear vaporiza cien mil cuerpos en la pantalla de televisión. la mancha de semen en mi camiseta es un niño de diez años con fiebre en el día de su cumpleaños, un niño que cierra los ojos y levanta el brazo derecho mientras imita a su padre, un monstruo con el vientre lleno de muertos en una guerra lejana. horas más tarde, mientras el incendiario david fernández camina en silencio entre un desierto de sillas metálicas y bocas hambrientas, volveré a estallar, esta vez sobre los diminutos ríos turquesa que inflaman las piernas de una mujer justa)

martes, 12 de mayo de 2015


(a las tres de la mañana, cuando se retiran las olas, sólo quedan piscinas vacías y cuerpos durmiendo en ellas, como si no fueran a despertar jamás)

sábado, 9 de mayo de 2015


(la opacidad en el hígado no deja lugar a dudas: una casa en el lago, dos niños maravillosos, una mujer a quien amar, un bosque sin miedos, un tumor inexplicable desbordándolo todo)
(por una sevilla distorsionada en la que los muros antiguos se convierten en túneles y osarios, el fantasma de lourdes se me revela como una mancha en la piel que crece y aúlla, rompiendo la luz que entra por la ventana entreabierta durante dos horas que son eternas, mientras sus padres y sus hermanos y toda la gente que quiere muere en sucesivos accidentes de avión)

domingo, 3 de mayo de 2015

(capitanes que muerden imperdibles dorados, el anzuelo: antes de que se entumezca y pierda valor, abrimos la carne roja y áspera con las manos en el suelo de la dársena, manos y cuchillos oxidados en el lomo. perros sin dueño se pelean, gruñen, ladran, muerden por el charco de tripas aún brillantes. el sudor moja nuestras camisas, oscurece esta vieja ropa de reyes. levantamos los brazos en señal de triunfo mientras corremos hasta las vallas que nos separan de la fiesta, de la gente que se besa y felicita después del combate y la victoria)

viernes, 1 de mayo de 2015

(a millones de kilómetros de aquí, la cuerda se tensa entre el cristal de las vértebras: la mujer joven llora, preguntándome por qué con los puños blancos de dolor; yo, a su lado, encadeno mentiras y silencios hasta que despierto, con las tripas llenas de culpa y orín; la boca, de gusanos rojos que trepan despacio hacia la luz del cielo)

domingo, 26 de abril de 2015

(calles que se abren como venas a otras calles, desangrándose en un orden que no es tal, calles que se abren a ríos de sebo y purpurina, gitanas vencidas en la corriente, remolino de rezos en el cielo de la boca, estrellándose en los portones de madera, la sucia vida familiar, el maquillaje y el perfume, las caderas de júlia contra el cloro)

lunes, 20 de abril de 2015


(envuelvo mi cuerpo desnudo junto al cuerpo de nu nu, abrazándola, atrapándola, tenemos que hablar, no te duermas todavía, dice ella, no te duermas todavía pero me dejo caer y despierto cuando grita: la lámpara se está moviendo, ahí, encima del armario, deslizándose hacia atrás hasta tocar la pared, un gran insecto que busca esconderse entre bolsas blancas de basura, despierto, en la cama de mi madre hay sentada una niña sin ojos y sin piernas, grito y mi voz es arameo, lengua profunda, llanto antiguo del recién nacido contra el fuego de mis manos. envuelvo mi cuerpo y su cuerpo y siento amor y debilidad y también cansancio y luz estrellándose contra mis ojos, clavos y cristal)

sábado, 18 de abril de 2015

(los pequeños gitanos compran un caballo que encerrarán en el cobertizo, entre calderos de cobre y espadas a medio forjar. cuando suba la corriente del río y convierta la calle en un lodazal, cuando mi padre entre las bolsas de comida, cuando mi madre encienda las velas y tome nuestras manos para rezar alrededor de los pétalos de corpus, los relinchos desesperados del animal, el pánico en sus ojos a cada mordisco: colgará de su vientre un racimo de niños como lobos empapados)

jueves, 9 de abril de 2015

(aquí hay una pirámide excavada en un claro del bosque, una pirámide como una fosa gigantesca llena de escaleras y caminos o un barranco rodeado de chopos desnudos levantándose como garras hacia el cielo. desciendo con cuidado, sin asomo de vértigo: en la cima profunda hay un teléfono con el que podré hablar con marta y despedirme porque marta está muerta como muerto está su hermano y tanta gente que queríamos y ahora sólo puedo decirle adiós y cuánto la quería marcando un número que está ahí, en la pantalla, en el fondo de una tierra fría que se cierra poco a poco sobre mí hasta que despierto, atravesado por un hierro de pena)

martes, 7 de abril de 2015


(una vez desecada la marisma, detrás de las rejas inmensas y los muros altos, era ahí que debía ser edificada la promoción de viviendas más grande de todo bucarest, seiscientas grandes casas como seiscientas burbujas para los hijos del régimen, un mundo que duerme asustado dentro de un mundo que se hunde desde hace treinta años y que ahora es un mar furioso, profundo y negro, un mar de puños o lenguas que golpean contra las paredes de piedra, un mar en el que se lamen las serpientes que me despertarán)

lunes, 6 de abril de 2015

(los niños se bañan en el depósito de agua del sótano, un viejo rodebaer olvidado por los soldados holandeses: el agua se ilumina con sus cuerpos y los peces de philippe —bestias aún jóvenes, siluros grises y voraces traídos desde el lago— se mueven a su alrededor como sombras transparentes o pañuelos de seda)

viernes, 3 de abril de 2015

(el suelo bajo el suelo —la inmensa tierra bajo el cálido parquet, la baldosa hidráulica, la loseta de gres, el cemento nublado por el polen, el asfalto, la hierba quemada—, el suelo que se hunde un poco más a cada golpe que respira dentro de mi pecho. el suelo, una marisma acristalada que amenaza rotura y que ahora ocupa todo lo que soy y está a punto de caer, apenas pendiente de un hilo. el suelo, hundir las manos y sentir el frío, el hueso, la humedad, saber que es el único lugar seguro cuando todos callamos)

miércoles, 25 de marzo de 2015


(tienes buenas venas, gruesas y blandas, a flor de piel, dice la enfermera. la sangre es casi negra y llena los tubos que después etiquetará con mis datos, un nombre, un número, un código de barras, un bosque entumecido)

martes, 24 de marzo de 2015

(aquí, dentro del muro del foso que divide y aisla la ciudad del norte, detrás de tres grandes puertas metálicas, una habitación luminosa donde amontonar libros y ropa y comida después de la fiesta de cumpleaños del amigo oriol soler. los invitados —jóvenes matemáticos, empleadas de banca,  guías turísticos a sueldo de la embajada italiana— trazan líneas en pequeñas hojas de papel, uniendo los números previamente impresos según un criterio cambiante, huidizo, errático, propio de los civilizaciones que se apagan, buscando el orden, la esperanza esquiva. dónalfur señala un punto en el mapa de la antigua ciudad de samarqand, mil veces santa para nosotros: la cárcel de los huérfanos, el teatro, el hospital)

lunes, 16 de marzo de 2015

(la última calle de la ciudad de los almeces se abre a un bosque y a un sendero y al niño eduardo carrasco solís que canta mientras recorre a saltos el camino que se aleja del mediodía, difuminándose y temblando como una llama de fósforo blanco al llegar al pecho de su madre)

domingo, 8 de marzo de 2015

(disponemos los cubos en un orden preciso, aquí y aquí y allí también, grandes latas ennegrecidas por el fuego y llenas de sangre cuajada, calcando la imagen de la pantalla en círculos o engranajes, constalaciones sobre el suelo capaces de guiarnos a todos a través del sueño y el bosque, hasta el amanecer)

(el chemtrail se abre en el cielo como una columna vertebral, arqueándose en huesos de gas y seda que caerán lentamente sobre nosotros, ahogándonos hasta el exterminio)

miércoles, 4 de marzo de 2015

(meter a los cachorros —casi tres kilos de carne rosada y suave pelo negro— en una bolsa de plástico mientras la madre duerme en su cesta, agotada después del parto, abrirse paso entre los juncos que se yerguen en la orilla, inalcanzables, hasta el río, lanzarla con fuerza hacia el centro, allí donde las piedras forman un remanso en la corriente, flotar y esperar diez, quince minutos, flotar la noche entera y la jaula a cielo abierto, soñar con escapar de allí)

domingo, 1 de marzo de 2015

(acaricio mi sexo por encima de la ropa interior, lo noto caliente, hinchado, lleno de insectos y hojas de afeitar, amenazante y enfermo, el sol hierve en mis ojos mientras me pinto los labios y finjo ser mujer)

lunes, 23 de febrero de 2015

(como peces de gasa o nubes de estorninos, los jirones de piel bajo los muslos, sobre el pecho, en el recuerdo)

domingo, 22 de febrero de 2015

(alba y yo nos refugiamos en una bañera de aguas blancas y penumbra, rozo su piel, roza mi piel, siento ternura por nuestros vientres hinchados, despierto, floto a la deriva, me cuesta respirar, tengo orden de disparar sobre todos esos niños que se arrastran como tejones sucios de barro por la plaza de la iglesia, el rezo monocorde, apenas audible, de las madres asustadas, encogidas, cabizbajas, despierto, me duele la espalda y el sexo es un pozo sin fondo, una mujer —mi hermana, mi hija, la joven mandelbaum— menstrúa sobre el suelo de la cocina, sobre las plumas de oca y nuestra ropa sucia, amarillenta, despierto, tropiezo, callo, siento miedo y vergüenza, la cena está servida: grandes bandejas de madera repletas de comida preparada con esmero, pan negro, jamón cocido, albóndigas suecas, mermeladas y quesos, jarras heladas, es sábado, enciendo velas, despierto, tengo ocho años y todo termina ahora)

lunes, 9 de febrero de 2015

(ahora vivimos en la avenida de tás goulemas y la hija de gemmina está preñada de un niño que nacerá con la sangre espesa y enferma, la sangre del adversario, el hombre sucio con la piel llena de heridas. hay un volvo aparcado desde hace tres años en el sótano del centro comercial, con las ruedas reventadas y un cíclope de restos de metal durmiendo en el maletero, esperando el día del juicio. gemmina cuenta aplicadamente las sílabas de los poemas que escribe mientras el corazón del cíclope retrocede a través del laberinto y parpadea hasta estallar)

(las palabras son haikús y son pequeñas piedras en el suelo, pan caliente entre los dedos)

lunes, 2 de febrero de 2015

(las tres niñas muertas aparecen a nuestro lado mientras caminamos o esperamos, aparecen como manchas de humedad en la pared pintada de amarillo o sombras que gritan en el suelo, aparecen mientras me masturbo y me obligan a parar porque su tacto es frío, werner me mira y me desprecia, lloro un poco porque no me atrevo a ahorcarme, lo que él querría para mí)

jueves, 29 de enero de 2015

(de entre todas las enfermas, júlia. con el vientre hinchado y las uñas pintadas de rojo, mis esfuerzos por vestirla, por caminar a su lado, por cuidarla hasta que despierto, tan hinchado como ella, comido por las lágrimas y las sonrisas fingidas a mordiscos)
(xavier pagès, el inmortal, el superhéroe adolescente ahora convertido en el hombre de negocios que trae botellas de moët & chandon a la misa negra de los lunes. allí, sobre el mapa de una ciudad que sólo existe dentro de nosotros, las mujeres enfermas —madres y amantes, hijas y hermanas, hembras que sangran y lloran y olvidan, hembras a las que pido perdón una y otra vez, hembras que nunca se alejan— marcan el lugar aproximado de cada entierro, respetando escrupulosamente el orden de los mil doscientos veintidós cuerpos y el listado de calles equivocadas, debatiendo el itinerario a seguir cuando anochece. la nieve de la entrada se mantiene sucia durante días. comemos dulces para recuperar fuerzas, mazapán francés que embarra de azúcar el paladar. un perro que todos cuidamos ladra y ladra desafiante hasta que se hace de día)

sábado, 24 de enero de 2015

(la diarrea enloquece dentro de uno, un tsunami de frío y vergüenza que me derrumba y atropella, que me convierte en otro asqueroso viejo que se ensucia en los pantalones, el hedor insoportable iluminando la calle sant martí)
 (audrey hepburn con bolsas de ikea y perchas rosas, incapaz de pedir perdón o dar las gracias, la música de vertedero bombeando strass en su cabeza mientras sus intestinos se esfuerzan en digerir el cuerpo decapitado de una mujer birmana, mi propio cuerpo sin cabeza, el cuerpo de un joven ryan gosling de extrarradio con las manos rojas por el frío)
(una mujer que moquea sobre una conversación de whatsapp y cómo me reflejo en su páramo de maquillaje y en la piel tensa de su vientre a través de una indiscreta blusa negra y en el cristal que está detrás de ella y que separa este mundo de uno que arde y llora y vomita sobre un hombre que duerme envuelto en asfalto y una manta mientras un millón de coches y autobuses y turistas y semáforos gravitan a su alrededor como una nube de polvo atrapado en la luz que me ahoga la boca al toser. una mujer que se desintegra en hombres que rezan en voz baja y hombres que miran su reflejo en otros hombres que sólo desean llegar a un lugar seguro en el que poder masturbarse como animales furiosos mientras consumen horas y horas de pornografía pixelada en cuentos de hadas y horizontes)

jueves, 22 de enero de 2015

(el hombre, un noruego amigo de mi hermano menor y que todos conocemos como marc fielder, construye en el sótano una ciudad en miniatura, un aeropuerto, un órgano de iglesia. sus vecinos en el número siete de la calle amargós —viejos que escupen al hablar, que conspiran detrás de las puertas entreabiertas, en el vértigo de escaleras y rellanos— denuncian con insistencia lo que ellos consideran un acto profundamente delictivo. así, la policía detiene una y otra vez al hombre llamado marc mientras los aviones aterrizan y despegan, los niños se pelean en las plazas, la música de pierluigi couperin se descubre como una hermosa cascada azul sobre ciento veinticinco metros cuadrados de delicada baldosa hidráulica)

martes, 20 de enero de 2015

(llueve y ahora maria tiene el cabello completamente blanco y la misma sonrisa voraz de hace quince o veinte años. llueve y me muerde hasta sangrar, me araña la espalda, me empuja con fuerza dentro de ella mientras me habla de la muerte de su padre y de cómo ahora sólo vive, vive tan deprisa como puede, ahogándose a escondidas en nuestra espesa baba púrpura)

lunes, 19 de enero de 2015


domingo, 18 de enero de 2015

(quedan apenas unas horas para que la vida en la tierra se extinga para siempre y ahí estamos nosotros, la madre de las dos niñas pelirrojas con síndrome de down y yo, recorriendo los pasillos de un centro comercial abandonado —muros de cemento y hierro allí donde joan amades situaba la puerta del infierno—, tachando con bolígrafo rojo todo aquello que necesitamos para sobrevivir y que marco apuntó en una libreta antes de desaparecer, tragado por el barro)

sábado, 17 de enero de 2015

(un velatorio lleno de caras conocidas, el cuerpo amortajado del padre de pilar. allí lloramos, entre canciones mineras y botellas de sidra y vino turbio, abrazados a lutos y banderas, todos recordando a un hombre bueno)

(despierto. una mujer llora sentada en la caja de madera , qué pecado, qué culpa, serpiente y hacha entre los muslos)

viernes, 16 de enero de 2015

(un fuego que quema desde hace días en un cuenco de metal, un fuego que quema sobre trocitos de carbón y nos calienta las manos, quién es el joven borracho que vive en la habitación del fondo y ahora se sienta junto a mí, el calor en el nido, trampas de cera transparente dentro de las llamas)

martes, 13 de enero de 2015

(otra vez la anciana sin dientes pero ahora está sentada en mi cama y me come la polla con esfuerzo y asco, quejándose, no le gusta y se siente sucia, escupe, lloriquea, deja caer largos hilos de baba en el suelo de la habitación, le tiemblan las tetas marchitas y la grasa del vientre, el pelo teñido y sucio se despierta entre mis dedos como un desierto antiguo, en ese momento me corro, empujo más fuerte, me corro otra vez, me arranco la piel y las ganas de vivir hasta la siguiente partida)

sábado, 10 de enero de 2015

(me duele la puta cabeza, me duele como pocas veces antes, me deshace los ojos en los pómulos y en la garganta, se hinchan en mi estómago como mil caballos furiosos o cuerpos que la nieve termina por cubrir, derramándose dentro de mí hasta llenarme de océanos negros y fríos y motivos para hundirme)

(ahí hay pastillas en multitud de cajitas y sirven, o eso creo y por eso están, de tantos colores diferentes. ahí hay necrológicas y fotografías de culos y coños y bocas y pollas y sirven también, sí, sirven, sirven palabras y píxeles empapándose de aplausos. ahí estoy yo y apesto, con las manos abiertas y llenas de cosas robadas, intentando llegar a la meta porque ésa y no otra era la antártida)

jueves, 8 de enero de 2015

(vencido, arrodillado, esperando a que suceda. una urna con las cenizas de mi madre encima de la mesa del despacho, un sobre abierto con las manos sucias, instrucciones sobre cómo afrontar la muerte, papeles del juzgado, documentación notarial desordenada, sol de mediodía a través de la persiana, sol a golpes ciegos en la frente y en la nuca, cansancio que germina ahí donde termina todo, hartazgo en la carne abierta, brotan flores de fiebre entre las vértebras y en la mirada perdida, sin sangre, sin segundas oportunidades)

domingo, 4 de enero de 2015

(camino tambaleándome por el bazar de la avenida rius i taulet, miro hipnotizado las bragas y las batas de mujer, los gorros, las bufandas, el papel de regalo, recorro pasillos interminables consagrados al plástico, las velas de olor, los productos de limpieza, las luces de led y los gatos dorados, un páramo helado que quema en los ojos y dura mil años de errores)

sábado, 3 de enero de 2015

(las catacumbas bajo el aeropuerto ahora son cuidados espacios, librerías y tiendas de souvenirs con el techo de mosaico. el mar está cerca, apenas detrás de las ruinas romanas. adolescentes que se zambullen desde la muralla, agua oscura y ruidosa que me hace pensar en aviones que caen en algún punto en mitad del atlántico, sin supervivientes ni restos, desaparecer para siempre a cuatro mil metros de profundidad)

(el cielo está lleno de aviones que vuelan tan bajo que podemos ver cómo el piloto nos saluda desde la cabina. el vuelo a los ángeles dura catorce horas. durante todo ese tiempo, mis constantes vitales se reducen al mínimo)

(no tengo miedo. el mosaico reproduce una escena de caza en la que un ciervo es atrapado por una jauría de perros. el dolor dura para siempre en lo más profundo del bosque. despierto empapado en sudor, como si hubiera nadado durante horas hasta la superficie)

jueves, 1 de enero de 2015

(duermo toda la tarde. sueño que tengo cachorros de perro debajo de la ropa; mi única preocupación es cuidar de ellos, ser su hogar, que no despierten, cuidar de ellos, ser su hogar, que no despierten, cuidar de ellos mientras la joven mandelbaum me mira, sonríe, me perdona)
(se me cierran los ojos ante la pantalla mientras escribo. una mujer corre lentamente por una zona aislada y residencial, un oasis para gente pudiente en el que apenas nunca sucede nada. una mujer que es un bulto blando que cobija otros bultos blandos, una ristra de piadosos tumores de diferentes tamaños y consistencias. una mujer a pasos cortos entre los coches que avanzan en dirección prohibida, buscando un lugar con significado verdadero en el que fantasear con poder morir un poco. una mujer que consigue, en la última noche del año, su libertad a martillazos. sueño con un hombre en silla de ruedas que berrea pidiendo romilar. las manchas en la piel de su espalda y en sus brazos y en lo que queda de sus piernas no se irán con simples pastillas para la tos. todo está bien: años de errores sedimentan en un proceso de demolición controlada, un nido de piel muerta en el que despertar un día más, con romilar o sin él. el puño en el pecho calienta mis párpados hasta quemarlos por dentro. sueño que limpio la mierda del hombre y que éste es poco más que un agujero que defeca incansablemente, una suerte de lombriz de metro ochenta. apestamos como nunca antes. nuestra saliva es un río blanco y espeso, algo tan imposible de tragar como cincuenta centímetros de jelly. sueño que un edificio se derrumba y ahora soy una montaña de escombros, un túnel con personas atrapadas en su interior, una mancha de vaho en el espejo del cuarto de baño. una voz en off repite los mismos datos una y otra vez, como si temiera dejarme solo, que empezase a pensar por mí mismo, que encontrase el camino de vuelta a casa. despierto con la lengua ácida y pegada al paladar, las luces se encienden poco a poco, invitándonos a seguir aquí, en aberfan)

martes, 30 de diciembre de 2014

(sofía abre la carne de mis brazos con los dedos, tira de mis venas que brillan como el cobre, las ovilla, venda las heridas y la sangre espesa, jalea de lilas y semillas, grito porque no debería moverme a pesar de la mujer que me pregunta con insistencia por todos sus hijos muertos)

domingo, 28 de diciembre de 2014

(he enterrado a carlos en el centro de la habitación del fondo. a su alrededor, los otros diez cuerpos, que siguen siendo carlos pero también niños dormidos y húmedos, con los miembros pegados al cuerpo. rezo por él y repito su nombre hasta que despierto)

jueves, 25 de diciembre de 2014

(a falta de otra cosa mejor, tomo diazepam y cod-efferalgan para calmar el dolor. el sopor me mantiene anudado en un limbo oscuro y caliente, tranquilo y silencioso, esperando quién sabe qué)

domingo, 21 de diciembre de 2014

(con gran trabajo, exhumamos doce cuerpos enterrados en la fábrica de hielo abandonada. alineados en el suelo —y sabiendo de la existencia de un último, el más pequeño y valioso de ellos—, seguimos buscando, esta vez en las fosas donde cazábamos cuando éramos niños. allí, apenas sumergida, una mujer decapitada, en cuclillas, como si rezara, con las manos aún temblando)

sábado, 20 de diciembre de 2014

(imágenes vagas de un restaurante vacío en el que esperamos a que deje de llover. las paredes son de madera y papel; ona, en su carrito, duerme. es una repetición más o menos deforme de escenas recientes, en las que el bienestar es la emoción predominante)

(las mismas paredes que antes eran de madera y papel ahora son de hormigón visto con cables eléctricos como grandes serpientes negras colgando de la oscuridad. fue aquí, dice fernando garcía. las sacrificaron aquí, insiste mientras me enseña imágenes borrosas de la muerte de su hija en una tablet: miriam garcía, una niña de catorce años ahogándose en el cuerpo de una anciana sin dientes, carne en movimiento, llanto y vómitos blancos sobre una polla que parece no tener fin)

miércoles, 17 de diciembre de 2014


lunes, 15 de diciembre de 2014

(sólo es mierda, digo, mierda llenándome los dedos mientras las luces de navidad repiten mi sombra en dunas de sal sobre la pared del comedor. sólo es mierda, repito, mierda lo que ensucia mis manos y habla por mí como si fuera un demonio silbando letanías a través de mi boca, mi lengua, mi garganta, quejándose a grandes tragos de agua turbia bajo el hielo del volga. sólo es mierda, me ahogo, cimientos del amor sucio en la esclava arrodillada)

sábado, 13 de diciembre de 2014

(los restos de carne de mi padre y la poca grasa y los cartílagos y la sangre sirvieron para hacer embutido en sus intestinos limpios. movimos un armario grande y vimos la luz del sol: mi madre, ahí fuera, arrastraba fardos de ropa vieja hasta una pira, ardiendo quién sabe desde cuándo)

jueves, 11 de diciembre de 2014

(cortar la carne, hervirla hasta que se deshace entre los dedos, guardarla envuelta en papel encerado mientras el agua se enfría en grandes ollas de metal rojo oscuro, cerrar las puertas atrancándolas con sillas y cómodas, armarios, buenos muebles de madera barnizada, dormir en el suelo, resistir el invierno abrazándonos, esperar el regreso de los trenes y entonces decir que no sabíamos)

martes, 9 de diciembre de 2014

(el matadero se esconde en una casa al final de la calle o en la habitación del fondo o detrás de los muros de la fábrica de hielo, abandonada desde que nací. el matadero aquí, un laberinto de tubos metálicos en el que los animales se aprietan asustados, gritando con gritos que se convierten en palabras antiguas, oraciones, plegarias de ojos ahogados. acabaremos el trabajo y seguiremos en la casa creu morgada. allí, los hijos abrazarán a sus madres, sus piernas y vestidos, también llorarán, cantarán en voz baja antes de despertar)

lunes, 8 de diciembre de 2014

(una hoguera empapada de las palabras de los demás, el humo negro y dulzón sobre el cristal y hasta el techo mientras obviamos el campo de batalla y nos concentramos en lo dulce del pastel de elote)

jueves, 4 de diciembre de 2014

(la vida se abre paso a través de la lluvia, se anuda en la garganta mientras troncos a la deriva contra las casas hirviendo y la grasa en el cuello del ternero y los pulmones hinchados de piedras y desierto, niños rezando en sus smartphones por un viernes sin manchas de sangre, viernes sin lluvia y empapado de rutina, de insectos bebiéndome el vientre, hinchados y suaves al tacto, hediondos si los aplasto entre los dedos, chasquido húmedo que sigue lloviendo en la garganta, anudándose mientras los hombres sueñan con seguir respirando alcohol y las mujeres se desnudan obedeciendo al calor que empaña las ventanas grises y el vaivén del tren que amenaza con romper mi equilibrio a puñetazos, mi columna tensa y triste, mi pequeña polla de viejo, furiosa y blanda, con arañazos profundos en un mapa de cuarenta años de mentiras, lluvia que ahora deja de existir y se vomita a grandes piedras de oro sobre los muñones del amigo enfermo)

sábado, 29 de noviembre de 2014

(pedro arrabal jiménez camina desnudo por la habitación del hotel, sus hermanos duermen en la cama más grande, viejos educados encerrados en cuerpos de niño, viejos de cabellos rubios, frente amplia y sonrisa oscura, toda mi ropa cabe en una maleta pequeña, hemos viajado hasta esta ciudad rusa siguiendo las vías del tren a través de campos nevados, tierra helada, encendemos velas blancas mientras bajamos las escaleras, un viaje interminable hacia el salón en penumbra)

lunes, 24 de noviembre de 2014

(remontamos el río guiándonos por las luces de la orilla, es un barco como un edificio con los cimientos llenos de rémoras negras. en uno de los pisos inferiores, mis amigos celebran una fiesta de despedida: la muerte de alguien se reduce a un silencio inmóvil, amenazador, incomprensible, una aventura incómoda, demasiado cercana)

domingo, 23 de noviembre de 2014

(amo a la mujer joven, sin dientes, apenas piel y hueso, un gorrión entre las mesas que vende dibujos hermosos arañados sobre papel, dibujos de personas solas frente a montañas rojas y ventanas cerradas, frente a sillas vacías y escaleras que se clavan en nubes de tormenta. amo su cáncer terminal y su saliva amarillenta, sus ojos azul pálido y las muñecas sucias de cicatrices. amo su enfermedad y cómo desaparece entre las gitanas doradas y sus tacones de vértigo, entre machos orondos y oscuros, sudorosos y trajeados. amo sus pasos cortos de bailarina polaca cuando se clava dentro de mí, anidando en mi vientre hasta dormirme)

sábado, 22 de noviembre de 2014

(corren disfrazados a nuestro alrededor, jóvenes de éxito y despojos humanos reflejándose en un cristal sucio. el olor químico incendia los pulmones, ilumina la tarde, arrastra al llanto las palabras del animal dócil)
(en algún punto en mitad de la nada áspera que es extiende entre la ronda santa maria y la illa bella, una guerra perdida de antemano y la sonrisa de jeremy desde su furgoneta de halcourier. encontrarle allí, cien años después, ahora que me he convertido en una mancha de humedad con la forma de una ciudad desconocida y deforme, es algo hermoso, inesperado, como si cada segundo anterior a ese segundo hubiera tenido un significado verdadero, una vida más allá de la pérdida de tiempo que asumíamos desde que empezó todo. así, dejo de ser, ni que sea por un momento, el lecho de hojas secas que era, calles y plazas escondidas y amontonadas en el fin del mundo por las que caminar arrastrando los pies, para tener otra vez dieciséis años y sentir que soy dios a su lado)

domingo, 16 de noviembre de 2014

(palomas rabiosas, tullidas, peleando por restos de comida en el suelo de la plaza, el sol quemando los ojos y el frío a veces, oscuro, la cara tapada con las manos, un bosque creciendo en la cabeza, llenando la garganta de raíces, ahogando cualquier nombre del futuro)

viernes, 14 de noviembre de 2014

(el agua del pozo brilla, oscura y desafiante, a través de la reja que debería protegernos. dejo caer mi reloj mientras pienso en el día de nuestra muerte: javier y yo compartimos tumor cerebral, nos abrazamos a la salida del trabajo en el taller, caminamos por la misma calle monturiol en direcciones opuestas, despierto, seguimos alejándonos un rato más, esta vez con la boca llena de serpientes)

jueves, 13 de noviembre de 2014

(la clase empieza cuando la excavadora hunde la mano en la arcilla, abre la herida en la tierra, descubre un mapa de vetas blancas, como de algodón. entonces, el doctor nos hablará del proceso imparable de putrefacción de los cuerpos y de cómo el frío en el este convierte a niños y mujeres y viejos creyentes en un fino laberinto de hongos que perfuman el aire de azúcar, un magma en el que reconocer cualquier ciudad, con calles y plazas, avenidas dibujadas con esmero y horror)

miércoles, 12 de noviembre de 2014

(el fuego me empieza en los tobillos y en los pulmones al mismo tiempo, quema invisible en los huesos, consume la grasa durante días y meses, mi cuerpo colapsa a cámara lenta ante la mirada indiferente de los críos en la puerta de la apple store: los que bailan dormidos, los que esperan desnudos el cuchillo entre las vértebras)

lunes, 10 de noviembre de 2014

(la voz martillea durante horas, golpea hasta que deshace la carne y desconecto por pura supervivencia, de vez en cuando dejo caer algún ruido que quiere decir sí, apenas aguanieve o polvo brillando al sol, cierro los ojos y me concentro en mi cuerpo —blando, caliente, enjaulado desde hace años—, en sentir cómo se hunde en la fiebre de flores de plástico que cubre la cama, en cómo esas palabras extrañas siguen corriendo en círculos dentro de mi cabeza como si fueran hormigoneras incapaces de detenerse, animales rabiosos que de repente reclaman cariño y lloran como niños asustados)

sábado, 8 de noviembre de 2014

(me desnudo por última vez, me arde la cara —no es necesario ver para saber que son legión y excavan túneles y catedrales bajo la piel de los pómulos—, alguien sopla, me apaga, toma mi mano, velas y deseos por cumplir, porque todo termina y todo empieza y sólo hay luz)

jueves, 6 de noviembre de 2014

(la enfermedad se hiela en la columna, hierve en la piel del rostro y las manos, recorre el cielo de la boca mientras levanta un incendio, una matanza, una ciudad, un vertedero)

martes, 4 de noviembre de 2014

(aina me regala hojas de tilo que recoge del suelo mientras su madre habla conmigo, alba sonríe, cuatro hojas un poco húmedas por la lluvia, alba me abraza, caminamos cuatro metros juntos —uno por cada hoja, uno por cada vida lejos de aquí— mientras la niña pronuncia mi nombre y coge mi mano y sonríe con dientitos de festón, puño en la garganta)

(mi cuerpo está en otro rincón del ring. allí, sólo golpeo contra mí mismo, moviéndome cada vez más lento, más torpe, más cansado, más viejo, envuelto en una tela blanca y sorda que se empapará en sudor y apestará con el amor de los demás)

domingo, 2 de noviembre de 2014

(marin, hijo de luter, nieto de mattis, hermano sólo de hembras, marin, el niño asesino, ahora duerme en su celda, decorada como una pequeña y confortable casa de muñecas dentro de una casa de muñecas dentro de una casa de muñecas dentro de una celda de puertas abiertas y paredes blancas en las que dibujar el perdón con lápices de colores y cera caliente. es así que funcionan las políticas de reinserción, un segundo antes de despertar en mitad del océano, sin tierra a la vista)
(dormito frente al televisor, bajo la cama, dentro de las paredes, cayendo sobre el techo pintado de humo. pierdo el argumento de la película mil veces vista en el río de gente que me ocupa, estampida de animales tristes buscando la salida en una piel que es pozo y laberinto, un lugar furioso)

sábado, 1 de noviembre de 2014

(el alcohol me aleja un poco de mi cuerpo, me hace vagar por la casa, caer por las escaleras, deformarme aún más en el espejo o la pantalla, en las palabras de los demás)
(el yonqui roberto bolaño escupe en el suelo, forma un charco de saliva que se desliza un poco calle abajo, una gigantesca ola de baba al llegar a mis pies, dejarme llevar, flotar o hundirme, calmarme de todos los síntomas, muerto empapado en el día de los muertos)

(roberto bolaño, que es idéntico a roberto bolaño si no fuera por las piernas hinchadas después de mil años de jeringuilla y coches abandonados y sótanos de puertas siempre abiertas, se sienta en el único banco libre en el parque: niños de todos los colores pasan a través de él, aúllan ecos con la cara pintada de blanco)

domingo, 26 de octubre de 2014


(quinientos pasos después o detrás, settela steinbach en la tierra de nadie, con la boca llena de golondrinas y flores de loto, pañuelos de papel en los que escupir la vida y el pecado)
(vomito un poco. en la televisión dan csi las vegas. hay luz en el pasillo. pienso en la yihad recorriendo europa, en cómo otra enfermedad crece en el niño que ahora rompe esa pared, la pantalla, cualquier expectativa, la esperanza)

sábado, 25 de octubre de 2014

(como en silencio, siento que soy una amenaza, una bomba a punto de estallar, el cable rojo o el azul y tentar la suerte mientras nicole kidman me mira a los ojos sin entender la mecánica del juego, en qué me he convertido, por qué sigo aquí, dentro de quién)

(cómo la textura cartilaginosa de las algas es la textura de los cuerpos destrozados en bolueta, es la textura agria de las noches sin dormir, de los pasos en cualquier dirección equivocada)

martes, 21 de octubre de 2014

(de la misma manera que yo, días después, me deshago en un charco de nieve caliente entre sus omoplatos, profundo hasta el corazón, el hormigón caliente con manchas de orín y brujería en la columna)

(días, años, vidas. la línea temporal, arañazos en la piel de la espalda, la herida y la lanza del soldado, los dedos de los niños hurgando en la carne abierta, buscando respuestas que sólo son canciones tristes mientras decapitan a alguien)

sábado, 18 de octubre de 2014

(porque la mujer se acurruca en la silla mientras fuma y su sexo a la vista se derrama en mi boca, enterrador)
(camino descalzo por la alfombra, camino hasta que caigo en un desierto o agujero o cráter o fosa común o bolsa de cadáveres con mi misma forma de hombre arrodillado y esperando)
(era yo pero tenía otro cuerpo, uno mejor, menos amargo, sin manchas o heridas, dormíamos en el césped amarillo que hay en el camino del metro a casa, dormíamos de espaldas el uno al otro, entrelazábamos los pies, después, de pronto, madrid, la televisión demasiado alta, el alcohol, los vasos derramándose a cámara lenta, las cosas colgando por costumbre)

(un hombre me mira fijamente, pienso en cómo sería sacarle los ojos con una cucharilla, la cara de horror de la mujer a su lado, la que se desnuda unas mesas más allá, la que se esconde dentro de mí o enfrente, no me miraría si supiera, quizás no, quizás sabe y por eso tienta y se sumerge)

jueves, 16 de octubre de 2014

(una vez arrancada la primera capa de piel, el cuerpo —mi cuerpo, el cuerpo de la joven mandelbaum— apenas es una bolsa fina, tensa de tristeza, que se resiste a estallar, a seguir respirando el mismo aire incandescente)

lunes, 13 de octubre de 2014

(qué es nuestra muerte, respira la joven mandelbaum contra mis mejillas y mis labios, contra mis latidos erráticos, chocan entre ellos como chocan los fantasmas hambrientos o las estampidas de ciervos rompiéndose en el suelo, un charco sucio de horror es nuestra muerte, una jauría de perros rabiosos y mojados brillando en las paredes, nunca puedo salvarla porque estoy muerto, ya estoy muerto, siempre lo estoy, aquí y ahora y ya, una y otra vez ardiendo en abrazos que se hunden en el cielo)

domingo, 12 de octubre de 2014

(abre la mano, vuela el kaddish, tose, ahogándose en el humo)

sábado, 11 de octubre de 2014

(y las oraciones, escamas de pez, el pecho en llamas ácidas, la ceniza con miedo a volar)
(y los judíos, pequeños apiñados en el vagón que entra en el túnel, aprietan papeles en sus puños, oraciones de difunto, el nombre del culpable escrito con voz antigua, llanto de fango a través de los siglos sin luz)
(y la ciudad era la misma ciudad de hace una semana, subterránea, negra, húmeda como el vientre de la única ballena, con todas las escaleras desembocando en un aparcamiento gris y tembloroso, desafiando las leyes de la física a tres kilómetros de profundidad, imágenes pixeladas de una cueva caliente, una mina de carbón donde no despertar nunca, sueño dentro del sueño dentro del sueño y de la vida que el exilio me envuelve)
(esos esquemas eran catedrales levantadas en el infierno colombiano, puños de esclavo encima de la mesa, ojos del culo abriéndose hambrientos ante el paso de trenes de látex color carne, vagones llenos de judíos holandeses, canciones escupidas en susurros, caminos de saliva a través del bosque y la ciudad de hierro)
(la chica que está delante de mí en el autobús hojea una moleskine en cuyas páginas hay esquemas dibujados a lápiz de estructuras arquitectónicas, minuciosas acotaciones en letra diminuta, cifras en milímetros, tiene la cara brillante y las caderas anchas, escribe mensajes de whatsapp a toda velocidad mientras, de fondo, el sueño de los adolescentes esqueléticos que vuelven a casa con la lengua pastosa y la nariz llena de mocos se espesa en mi nuca, pienso en cómo me ahogaba esta noche, en un barco con rumbo a eivissa que se hundía a doscientas once millas de la costa y en cómo no podía salvar a nadie y el terror de los cuerpos flotando, desnudos y brillantes en la noche de bodas de j roig)

viernes, 10 de octubre de 2014

(los días que ensucian los pies y hinchan las rodillas y apagan los ojos, se confunden de año, se estrellan como insectos contra las frases de disculpa)

miércoles, 8 de octubre de 2014

(el hombre del video y yo nos corremos al mismo tiempo: él, en la boca hambrienta de una suicide girl de tetas grandes; yo, sobre un kleenex lleno de mocos, caminos paralelos hacia ningún lugar aquí)
(me cuesta respirar y no es la adicción a la oximetazolina: ahora mismo, cada palabra de la mujer que está delante de mí y ladra histérica es una patada en el pecho, un desagüe en la garganta, un recordatorio de mi precio como puta)

martes, 7 de octubre de 2014

(boca de vertedero a las nueve de la mañana: la enfermedad trepa por los muslos, se confunde con los pies sucios y el sexo húmedo, apesta mientras àngels grita sus gritos preferidos, ella contra el mundo y contra todos y la profunda estupidez humana más allá de su pellejo blando y sudado, días sin ganas de ser días, días aplastándose, días vomitando, días lloriqueando, días sangrando por el culo. días con boca de vertedero a las seis de la tarde: el puño en el pecho, como una araña que debería latir más deprisa, caminar desnudo, hervir agua, leer un poco, encontrar huesos humanos en la bandeja de entrada del correo electrónico, en cualquier canal de televisión, en la voz a fogonazos al otro lado del teléfono)

sábado, 4 de octubre de 2014

(sueños dentro de sueños, una vida asfixiante y llena que no voy a encontrar nunca)

lunes, 29 de septiembre de 2014

(trozos de carne seca para resistir el invierno, la travesía del desierto, las noches silenciosas en la casa del brujo)

miércoles, 24 de septiembre de 2014

(despierto y tengo las caderas aplastadas: la muerte del padre de mi padre me habla al oído, me llena la cara de nieve y barro, me agrieta los párpados, desnuda mi torso contra el frío)

lunes, 22 de septiembre de 2014

(la ciudad adquiere una forma caprichosa, gira sobre sí misma, se enrosca y retuerce, con calles y edificios —el corte inglés, la plaza espanya, el paral·lel, la casa de la muntaya, razz dos, república argentina, otra vez la calle riera— que no están donde deberían, que ni tan siquiera son como debieran. llueve y llego tarde, corro entre los coches, siento vértigo porque me cuesta orientarme, cuando despierto todavía es de noche: hay una mujer altísima que entra en un edificio abandonado, se peina ante un espejo que tapa el hueco del ascensor; un joven anarquista con un gato en brazos que crece por momentos, que se convierte en mandril y en niña vietnamita; un colchón húmedo de orín, del agua que deja la carne humana; un disco duro con la referencia cinco seis cinco en mi mochila; un amigo de la adolescencia con el rostro operado hasta ser otra persona; una escalera de reja metálica y alambre de púas; una fiesta llena de niños en la calle peatonal, con dioses de plástico flotando en el cielo y pétalos de corpus en el suelo de asfalto)

(comemos pollos pequeños en un bar antes del concierto, arrancamos la piel entera y blanda, como desvistiéndolos, los deshuesamos con las manos aceitosas, comemos por última vez porque después abriremos la tumba del sótano)

sábado, 20 de septiembre de 2014

(huesos como antorchas iluminando el hospital donde rezar, páginas y más páginas de entrañas y vibradores color fresa, otro día de los muertos sin nada que decir)

jueves, 18 de septiembre de 2014

(las semanas cuelgan en el vacío, se aguantan con esfuerzo, ladran pidiendo perdón)

viernes, 12 de septiembre de 2014

(vuelvo a casa, sin saber qué significa. mi amiga tiene el rostro hinchado por la ciclosporina y se deja cuidar. lavo su cuerpo: la cicatriz que abre su pecho es un hipnótico camino a ningún lugar)

sábado, 6 de septiembre de 2014

(sueño con lucía y la hija de lucía y cómo se peinan mutuamente, con los ojos cerrados, sintiendo el pelo rubio en los dedos, el bosque en la nuca y en la espalda, los insectos que después vendrán a mí: cucarachas americanas, cochinillas de humedad, peces de plata, arañas y ladillas habitando mi sexo, despertar gritando y con heridas de tanto rascarme)

(lucía ríe mientras baila, su espalda hierve en sudor, tiene las vértebras bendecidas por la mirada del hombre solo)

lunes, 1 de septiembre de 2014

(el mínimo poso del café para adivinar el futuro y la dirección del viento en los túneles, lo que dura el amor que es para siempre)

domingo, 31 de agosto de 2014

(duermo y la joven mandelbaum duerme a mi lado, si su mano toma la mía sé que no hay infierno ni fosa que pueda separarnos, mi templo en el perfil de su frente)

sábado, 30 de agosto de 2014

(la caza: los abrazos brillantes de grasa y sudor, el olor a carne quemada en la primera película, la música en las danzas rituales, el fin del verano tensando la vejiga cualquier sábado)

miércoles, 27 de agosto de 2014

(la mujer y sus túneles: atravesamos sosnowiec a oscuras, los días húmedos sin nada que decir)

domingo, 17 de agosto de 2014

(paco y su padre y también su hijo comen patatas aplastadas y carne seca, grandes trozo de cebolla, la cocina está sucia, hay grandes cubas de cobre con manchas de grasa quemada, tengo hambre pero no comida ni plato ni lugar en la mesa, así que espero las sobras a escondidas, ellos se desnudan, todos nos desnudamos, nos apretamos en el ascensor, una mezcla de vergüenza y asco ante el contacto de los cuerpos, salimos a la calle, caminamos descalzos sobre el suelo mojado de orín, hay más como nosotros y muchos tienen miedo, despierto, tengo frío, es agradable tener frío, un río de agua helada y la corriente dentro de uno)

sábado, 16 de agosto de 2014

(junto a la joven mandelbaum en el ghetto de riga, débiles, desnudos, abrazados, nos reconoceremos setenta y tres años después, bajo la ducha, arcoiris de agua hirviendo)
(quién se despide camino de la fosa, la joven mandelbaum, sus padres, sus hermanos, buenas personas que huelen a canela)

miércoles, 13 de agosto de 2014

(buck angel suda mis sábanas, los ilusionados peces de colores, el vuelo de tábanos de miedo. buck angel, el perfume de la culpa contra las gárgaras de semen)
(la joven mandelbaum se borra el nombre una y otra vez —la tierra de nadie entre los muros del fin del mundo invita a reinventarse detrás de pensamientos obscenos—, come con las manos, escupe los huesos del cerdo en el borde del plato, también la cruz, las piedras negras)

martes, 12 de agosto de 2014

(la ciudad acaba ahí, en esos dos muros de ladrillo, cristal y trapos de colores unidos por un inmenso cordón umbilical de cable eléctrico, venas y arterias negras en las que se condensará la llovizna de mañana)

lunes, 11 de agosto de 2014

(el mauser sueco aquí y ahora. el temblor entre las nalgas de esa mujer, la que es un racimo de hijos que se desesperan detrás de las bolsas de patatas fritas con sal de eivissa mientras me lavo la cara y el papel de las toallas se convierte en la carne del golem y más alcohol, el hijo contra el padre)

(el mauser sueco en las antípodas. la bala entre las piernas de quien amo como un hermoso vibrador negro que me llena los ojos de lágrimas, la música borrosa, la garganta dorada y eterna en el fondo del mar)

domingo, 10 de agosto de 2014

(un perro que es una sombra y que se esconde en las habitaciones, debajo de las camas, detrás de las cortinas, por qué temer a un perro que siempre ha estado allí, que no pide comida ni amor, que no se deja tocar, que seguirá mucho tiempo después de que nosotros ya no estemos. bebemos cointreau, la conversación sigue y repta, se bifurca hasta vaciarse, se convierte en una piel de serpiente que nadie quiere, una casa en llamas, huesos rotos, camisas empapadas de sudor)
(ahí la tienes, dice mi hermano, métete en la cama porque te está esperando, dice mi hermano. ella es inglesa o mexicana, se llama claire boucher, tiene ojos rasgados y una polla pequeña y fina, un péndulo de carne que desafía su femineidad, me invita a comerla y no, prefiero abrazarla y entrar en su culo como si fuera un altar sobre el que escupir hasta dejarme la vida eterna, despierto sintiéndome enamorado, harto, triste, cansado de correr a través de árboles y celdas)

sábado, 9 de agosto de 2014

(después de la fiesta, en la casa junto a las vías del tren sólo queda el hombre oso: su piel es un charco de sangre y pelo reseco en la grava, él llora aullidos con la piel desnuda y sucia, me mira, nos mira, nos huele, ya no puedo ayudarle, todo el suelo está lleno de excrementos)

(caminamos por las calles de santa caterina y están cubiertas de una espuma rosa que se deshace en charcos y ríos. eres una persona de mierda, dice mònica muntaner, no te voy a decir por qué porque ya lo sabes o deberías saberlo, pero sí sé que me das asco, dice mònica muntaner. sólo te diré, para que sepas de qué te hablo, dos palabras: biblioteca y catalunya)

(grandes pasillos de madera antigua, estanterías infinitas con todos los libros y pequeñas luces separando los autores. camino hacia la salida junto a una mujer sin nombre ni rostro: por algún motivo que desconozco, se forma una cola que ralentiza todo el proceso, hablamos en voz baja, beso su hombro, su olor es un olor que se repite con insistencia en la vida física, un olor virus que me atraviesa y atrapa y que me hace pensar en familias pudientes, temerosas de dios)

(una persona de mierda. no te voy a decir por qué porque ya lo sabes o deberías saberlo, pero sí sé que me das asco. sólo te diré, para que sepas de qué te hablo, dos palabras: biblioteca y catalunya. mònica muntaner sonríe amenazante y me besa en la oreja, ensordezco, abro la boca, empleados municipales se emplean a fondo con los icebergs de espuma rosa que se estancan en las alcantarillas y los alcorques, tres adolescentes vestidos de dragón escriben su nombre bajo un arco, una letra d inmensa con spray blanco antes de despertar)

jueves, 7 de agosto de 2014

(uno por uno, abro todos los ataúdes y willi burke no está en ninguno de ellos, nueve cajas de cartón barato, nueve cuerpos aparentemente idénticos —mínimas objeciones en el plano: más grasa ensuciando las arterias, más olor de cloro, intestinos que anuncian prostíbulos o fábricas, rótulas de nácar o titanio, mortaja de inditex— que enseñan las encías y  no son willi burke, perra mansa)

miércoles, 6 de agosto de 2014

(una mujer hace trucos de magia junto a la sala de despiece de reses de la calle villarroel, junto al número ciento cuarenta y uno. mientras camino a su encuentro —ambos, aunque ella no lo sabe, esperamos el mismo regalo envenenado, la misma descarga eléctrica, la vuelta al hogar, al útero enfermo, al matadero de la habitación del fondo—, chisteras y pozos ciegos, vísceras humeantes de conejo y picos de paloma, un nudo de pañuelos de seda derramándose sobre el suelo y los mendigos, sobre el rastro de migas de pan que hansel y gretel pierden en la playa de sant sebastià, sobre la piel que insiste en regresar bajo otras pieles, futuros y parásitos)

sábado, 2 de agosto de 2014

(la lourdes niña juega con una libélula, una libélula atada con un metro de hilo rojo a su dedito índice. míriam me grita por teléfono, incapaz de entender qué está sucediendo con su dinero. el sonido incansable de una sierra eléctrica bajo nubes de polvo y las lágrimas grises en el rostro de un obrero rumano. en el patio, un bidón de metal en el que quemar papel y toda la ropa sucia, el vaivén de los trenes nocturnos a través de las ciudades y los páramos. la piel áspera de david, el óxido, la suciedad de sus rastas cuando señala con el pie en el suelo dónde vive él, dónde vivía lorena, dónde vive ahora. el rostro serio de mercedes mientras cocina, nuestros cuerpos desnudos uno junto al otro, fumando en silencio del mismo cigarrillo. núria bucea una piscina entera con los ojos cerrados, veinticinco metros sin respirar a través de mis pulmones. hielo deshaciéndose en la copa llena de pétalos y canela, hablamos de islas y de aviones, de aire irrespirable, flotamos a la deriva entre témpanos de desprecio mutuo. la televisión vomita imágenes de pequeños aterrorizados entre las bombas, de tumores llenos de colmillos y pelo, pequeñas personas desordenadas lloriqueando en los cráteres, ángeles sin dientes que despiertan en primavera)

miércoles, 30 de julio de 2014

(escribo sobre árboles que beben de los muertos y los locos, que aprenden cómo el vuelo de millones de millones de langostas y la voz antigua y quieta sobre el barro, que temen cada uno de los días como otra serpiente ácida, afilada, que miman los cachorros del rey jorge, cómo corren, con cometas en las manos)

domingo, 27 de julio de 2014

(el calor es un martillo en la frente del cerdo: un segundo antes de elevarse a las estrellas, corre por el descampado junto a la autopista, hunde las manos en el barro, siente a satán recorriendo sus costillas con la lengua)
(diez años después, la carnicera hunde su hermoso cuchillo negro en mi pecho, me arranca el corazón, lo muerde con fuerza hasta que arde)
(sally conway alza su copa y brinda por todos y cada uno de nosotros, nos mira a los ojos, recorre nuestras venas y la mierda del alma antes de despedirse y echar a volar con mi puño en la boca, desapareciendo como todos esos aviones en el cielo sin ángeles)

sábado, 26 de julio de 2014

(tren, andén, balasto, vías, andén, balasto, vías, tren, andén, balasto, vías, vías, trenes, balasto, vías, vías y trenes hasta que se acaba la fuerza en la piernas y un muro de metal, pared de guillotina, una ciudad que no conozco y que es igual a todas las ciudades espejismo, noche y calles de serpiente, luz de óxido, otro lugar para dormir en las casas que trepan la montaña o se hunden en el mar, otra mujer con cuerpo de nido o vaina, despierto, la boca es el mismo jasenovac de cada vez, la misma piedra en el vientre, la misma urgencia al masturbarme)

viernes, 25 de julio de 2014

(tendrías que irte, no soy un buen lugar para crecer)

martes, 22 de julio de 2014

(màrius es mujer y tiene polla, su culo es un túnel hacia el matadero, un abismo de color rosa por el que se despeñan trenes ardiendo, cuido de las llagas de su boca escupiendo en ellas, su piel suave es enfermedad cada vez que empujo o despierto, sesenta y cinco años de ficción llorosa)

lunes, 21 de julio de 2014

(los hermanos de olza, antes de desaparecer en el cuarto oscuro, en las escaleras, en la pared azul de prusia junto al lago, han tirado toda su ropa a un pozo, isaac y yo la sacamos, nos vestimos con ella —pantalones desteñidos, sucios de óxido; camisas viejas y quemadas por relámpagos; gastadas botas gokey orvis, hechas a mano en manchester, vermont—, nos convertimos en personas diferentes, hombres altos como sequoias, hombres viejos que aman a los pequeños etíopes, larguísimos y costosos procesos de adopción)

(los hermanos de olza, dueños de tantos cuadros de bruckner, desnudos en el arcén de la autopista, el menor cuida del mayor, un abrazo desafiante ante el miedo: en los coches que aminoran la marcha hay rabiosos niños perro con nombre de acantilado)

sábado, 19 de julio de 2014

(la madre joven juega con su cachorro mientras el padre hace lo propio con su teléfono móvil. alrededor de la mesa, cuatro generaciones de grasa triste y caliente se consuelan chapoteando en recuerdos de las últimas vacaciones, lugares comunes y arenosos, platos y vasos vacíos, lenta digestión de las piezas del puzzle)

(viven apiñados en algún piso de esos edificios —gigantes de hormigón en mitad de la nada que avanzan balanceándose hacia ningún lugar, en un movimiento infinitesimal, apenas perceptible—, felices de no saber quién les pudre la carne)

jueves, 17 de julio de 2014

(infinitos ladridos de perro en el piso contiguo mientras me masturbo delante de la mujer, ella grita como si tuviera el recto lleno de abejas, la casa se desmorona, ahora soy un archipiélago que lamer en el suelo de parquet flotante)
(en el pequeño piso franco de la calle antic de bofarull, una chica africana duerme en el sofá mientras la vieja —un esqueleto azulado y lleno de bultos cuyo culo huele a almendras dulces— y yo hablamos, follamos, fingimos el orgasmo para acabar cuanto antes)

(llegaron tres esta tarde y ya se fueron dos, mañana vendrán a por ella los cazadores de pieles)

miércoles, 16 de julio de 2014

(hoy, ahora, camino por la calle coll i vehí durante diez años sin detenerme ni dormir, comiendo basura hasta tener arcadas, esperando otra vez la puerta abierta, las olas de hierro en la columna)

martes, 15 de julio de 2014

(ahora el descampado junto a la autopista es un campo de trigo verde y llueve mientras cinco niños vestidos de blanco caminan de la mano detrás de un hombre con paraguas, se alejan en dirección al bosque, al campo de los gitanos, pasan junto al coche abandonado en el que mi padre escondió el cuerpo)

lunes, 14 de julio de 2014

(empar dulcet se sienta a mi lado en la biblioteca, hablamos del viaje de regreso, de sus compañeros en el campo, de esther y de los muros de los húngaros y de los arcos que se elevan como puños hacia el cielo, del ático en el que vivo escondido con sus padres, despierto, corro entre las llamas y el estruendo de tambores, niños de cera que se derriten en mis brazos, fina piel de tinta que no puedo salvar, palomas que aletean contra el suelo, lloran asfixiándose, despierto al mismo tiempo que las luces sobre el cuadrilátero, el olor a sudor empapándolo todo, despierto sin empar dulcet)

domingo, 13 de julio de 2014

(en esas imágenes —fantasmagóricas escenas en las que un hombre sin rostro sodomiza a una mujer de mediana edad, un ángel de cabellos rojos y temblorosa grasa corporal que chilla hasta morir, pollas brillantes y afiladas como cuchillos de carnicero, semen con mierda en la boca de pétalo— desaparezco)
(no existe un sólo recuerdo bonito que sobreviva a diez horas mirando pornografía, ficción de gritos húmedos en esfínteres como cuevas, pellejos en descomposición, vértigo con cada tren de mercancías atravesándome la espalda)

sábado, 12 de julio de 2014

(el hombre come despacio, vomita, vuelve a comer y llora apenas, todas las canciones en el hilo musical invitan a la combustión espontánea —una caja azul en la que tu alma se seca, besos de sal de quien nunca amaste cuando el desierto te encante, cuando el desierto te encante—, veneno de otras pieles y otros cuerpos, de abrazos que huyen en el andén, del llanto de los niños bajo la lluvia de vidrieras que estallan, la enfermedad eléctrica en los sexos de orquídea. el hombre abre la boca, traga saliva, los errores se calcan, océano susurra en el yunque)

jueves, 10 de julio de 2014

(follamos de pie contra las paredes oscuras de mi cráneo, su coño es una nubecita áspera, alambre de cobre sobre el que resbalo antes de estrellarme en otro bosque encantado)
(me duermo otra vez antes de que se haga de día y entonces mi madre tiene cáncer de garganta y la abrazo mientras se consume, está envuelta en una toalla de hotel, llora y se tapa los ojitos mientras le cuento las pastillas, mientras la siento en mi pecho como un pequeño árbol seco o una casa en ruinas)
(tengo los ganglios inflamados, tensos como mordiscos, duelen a cada paso, hay pájaros negros que se agolpan contra el edificio de enfrente, un muro que burbujea y chilla como si estuviera vivo, despierto, tengo frío, la carne contra la piedra)

lunes, 7 de julio de 2014

(josep prat apoya el mauser sueco contra su garganta y aprieta el gatillo con un movimiento brusco del pie, la música de john williams se empapa de sangre mientras todo desaparece una y otra vez, cloro y golondrinas)

sábado, 5 de julio de 2014

(josep prat, cabellos de ceniza y fuego, dientes rotos, bellísimo desierto de nevada entre las manos, sueños y cadáveres. beberemos cerveza una vez más, el cansancio será un demonio dentro de nosotros mientras caen las hojas de los tilos)
(en el suelo, el cuerpo sin vida de josep prat, hinchado, desnudo, apenas cubierto por una toalla azul, preparado para recibir la visita de todos los que le queremos, sus padres, sus hermanos, sus amigos, nuestros respetos al héroe de la carretera que une pira y sarral)
(son todas unas guarras, unas putas, grita la diosa del amor desde su púlpito eléctrico, qué clase de hombre no se las follaría, maricón, tendría que ser, su voz me encharca las tripas, convierte la tarde en un pantano, una trampa de la que escapar cuanto antes)

(pienso en sus hijos, cómo juegan con peonzas de plástico que estallan contra el suelo de la plaza, serán cuchillos con diez años más)

viernes, 4 de julio de 2014

(una isla en la espalda, volver al país de los ángeles que despiertan, buscan, guían a través del camposanto)
(palabras como granizo sobre la mesas de metal y bruñido de espejo, las espaldas culpables, la tinta de las gárgolas, las niñas que sudan una vida peor)

domingo, 29 de junio de 2014

(lloro sobre las piernas de júlia aunque no pueda ver su rostro, un lamento ronco que empapa sus rodillas y sus muslos, flor de panamá)

sábado, 28 de junio de 2014

(el aire caliente mueve la buganvilla en el patio, dice que sí, duda un poco, apenas sabe. pienso en el piso de enfrente, vacío desde hace semanas. hay luz algunas noches, una luz que no se apaga hasta el amanecer y que se escapa a través de las persianas bajadas, una luz pequeña que esconde una vida diminuta y que deja que las plantas se sequen lentamente en las tres jardineras. pienso en las personas que vivían antes allí —una pareja perfecta, cualquier crío, un schnauzer miniatura— y en esa luz que se enciende a veces y me encuentra ahora)
(las conversaciones se solapan, aburren, enferman los huesos con fantasmas de otras vidas que no terminan nunca)
(desierto de días turbios. la piel quemada que se desprende de mi cuerpo no deja paso a nada, apenas pozos sin fondo, jaulas llenas de ratas mansas)
(inmóvil entre un río de cuerpos dorados, el niño negro mueve su espada láser, cortando el aire en diagonales perfectas, idénticas, la mirada perdida en un punto lejano dentro de mí)

miércoles, 25 de junio de 2014

(escaleras, pasillos, puertas cerradas, pomos siempre calientes, opacidad y oscuridad. acaricio la cabeza calva del hombre más poderoso —gafas sin montura, arrugas marcadas, discreta raya diplomática— mientras llora las tragedias de sus hijas sobre la mesa de caoba. pienso en prótesis mamarias y en el olor a humo monroe de mi ropa, imposible de disimular ante la mujer que amo y que me espera cuando deje de despertar una y otra vez, sonriendo con la boca llena de semen y la luz del sol)

martes, 24 de junio de 2014

(una hoguera junto a la autopista, hembras en llamas, mujeres capaces de hacer magia con la garganta, follamos de pie contra las columnas de humo, las puertas metálicas, las cascadas de sangre en la noche más corta del año)

lunes, 23 de junio de 2014

(te encontraría en cualquier planeta, dice enrique bunbury mientras deja atrás las sandalias y la bandolera y la cerveza en el bar chino de la calle riera, también los pantalones de artista y el blusón de lino mientras cierra los ojos y empieza a elevarse, corazón de incienso, de londres ardiendo cada día durante un millón de años)
(niños que salen atados a la calle, que mean arcos de oro en las aceras sin sombra, que dejan caer la bola de helado en el suelo de parquet de la librería o lamen las orejas de sus perros hasta empaparlas, que chillan como lechones fríos cuando juego a abu ghraib con sus madres y sus padres)
(sucesión de mensajes cifrados: voces, risas, pequeños golpes en el suelo, aleteos contra la pared, correos electrónicos en la bandeja de entrada de gmail, teléfonos que fingen no existir, arena en los ojos al despertar)
(me arranco los ojos y la lengua, las yemas de los dedos, la grasa del vientre, las venas llenas de fantasmas que ovillo en un único hilo de nylon fosforescente, consagro todos mis esfuerzos a olvidar todo lo aprendido en los últimos treinta años mientras digo que sí a todo)
(compro carne y compro zapatos, estoy atento a la tensa conversación que ingrid betancourt mantiene con su gestor: cuatrocientos cincuenta mil euros en una bolsa amarilla y las cabezas limpias de dos hermanos corsos tienen la culpa de todo, la sigo hasta el metro a través de escaleras de descenso infinito, de andenes vacíos que se superponen como los hilos de un telar, la vida en las minas y en los lunares de su espalda)
(es el mismo mauser sueco que siempre ha estado guardado en el armario, me disparo con él en la garganta o en el pecho, no siento dolor, sólo quiero calmarme la angustia de casa tomada o acantilado, sucede varias veces al día, nadie sospecha nada porque la rutina sigue durante décadas: se oxidan los mismos acordeonistas rumanos a pleno sol, las mismas canciones de exilio y victoria, las mismas familias rotas por dentro, gigantes y cabezudos)

domingo, 22 de junio de 2014

(uno. pago por sexo. el joven pelirrojo que me masturba en el sofá me habla en un idioma que no entiendo mientras beso su frente, sus mejillas. ha dibujado una cruz ortodoxa en mi frente, el amuleto contra la carne podrida)

(dos. vuelvo a los bloques en los que crecí, junto a la autopista. no parece haber pasado el tiempo: las mismas viejas, los mismos yonquis, las mismas putas, los mismos chiquillos mierdosos que me hacían la vida imposible. el sótano que siempre está abierto ahora ya no me da miedo: he necesitado cuarenta años y tres muertes para llegar hasta aquí)

(tres. la piel tensa y quemada por el sol, los bolsillos llenos de piedras, otra virginia woolf en wilson, arkansas)